El científico suizo Jacques Dubochet, el estadounidense Joachim Frank y el británico Richard Henderson fueron galardonados este miércoles con el Premio Nobel de Química por la criomicroscopía electrónica, un método revolucionario de observación de las moléculas en 3D.

"El premio de este año recompensa un refrescante método de producir imágenes de moléculas vivas" congeladas en movimiento, anunció Göran Hansson, secretario general de la Academia Real de Ciencias, que otorga el galardón.

Gracias a sus hallazgos, "los científicos pueden ahora producir (...) estructuras tridimensionales de biomoléculas", argumentó el jurado Nobel.

La criomicroscopía permite estudiar muestras biológicas (virus, proteínas) sin alterar sus propiedades, puesto que evita los colorantes o los haces de electrones desprendidos por los rayos X.

La microscopia electrónica convencional deshidrata las muestras (muchas veces constituidas por una gran cantidad de agua), de modo que las altera. También las altera el uso de colorantes o de sales empleados para mejorar la resolución de la imagen.

Hasta los años 1980, cuando Jacques Dubochet -ahora de 75 años- y su equipo inventaron la criomicroscopía electrónica, se congelaba la muestra para conservarla en su estado original.

La tecnología moderna permite reconstruir la muestra biológica -por ejemplo de un virus o una bacteria- en tres dimensiones. "Una imagen es una llave para la comprensión", explica la Academia.

- Virus del Zika -

En 1990, Henderson, actualmente de 72 años, fue el primero en producir una imagen tridimensional (3D) en resolución atómica de una proteína. Joachim Frank, de 77, perfeccionó la técnica y la simplificó.

"Cuando los investigadores empezaron a sospechar que el virus del Zika era responsable de las graves anomalías en los bebés en Brasil (en 2015), recurrieron a la crio-EM (criomicroscopia electrónica) para visualizar el virus", recordó el comité Nobel.

En 2016, el Nobel de Química fue para el francés Jean-Pierre Sauvage, el británico Fraser Stoddart y el holandés Bernard Feringa, creadores de las minúsculas "máquinas moleculares" que prefiguran los nanorobots del futuro.

El de este miércoles es el tercer Nobel entregado este año.

El martes, tres estadounidenses recibieron el Premio Nobel de Física por haber confirmado una predicción de Einstein: la existencia de ondas gravitacionales, una revolución que nos acerca al corazón del Big Bang y al origen del universo.

Un día antes, el Premio Nobel de Medicina fue atribuido a tres genetistas especializados en el estudio del reloj biológico.

Seguirán esta semana los premios Nobel de Literatura y de la Paz y, la semana próxima, el de Economía.

Para el de Literatura, según los críticos y las casas de apuestas, son favoritos el keniano Ngugi wa Thiong', el japonés Haruki Murakami y la canadiense Margaret Atwood, habitualmente citados para obtener este premio, que suele desbaratar todos los pronósticos.

También figuran el francolibanés de origen sirio Adonis, los israelíes Amos Oz y David Grossmann, el albanés Ismail Kadaré o el italiano Claudio Magris.

En fin, la cuestión nuclear domina en los pronósticos del Nobel de la Paz, el único que se entrega en Oslo, en un contexto de tensión creciente entre Estados Unidos y Corea del Norte tras el sexto ensayo norcoreano, pero también de incertidumbre en torno al acuerdo sobre el programa nuclear iraní, que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con "romper".